Tweetear |
No hay nada más importante dentro de un aula que el clima escolar, o mejor dicho el ambiente escolar.
El clima escolar debería ser en lo ideal, un ambiente respetuoso, colaborativo, lleno de compañerismo y adecuado para el aprendizaje; sin embargo, en muchos lugares dista mucho de ello.
En las escuelas públicas de México por ejemplo, el clima escolar suele ser ruidoso y desordenado. Los alumnos, especialmente a nivel secundaria, aprovechan cualquier oportunidad para brincar sobre las bancas, perseguirse, agredir a sus compañeros, burlarse, lanzar objetos. Únicamente guardan compostura si están en presencia de alguna autoridad, una persona generalmente autoritaria que saben podrá ejercer poder sobre ellos en caso de un mal comportamiento. Dicho sea de paso, no todos los maestros o maestras son vistos como autoridad.
Tristemente conozco el caso de una maestra de edad avanzada, cuya apariencia frágil y extraña, además de su voz temblorosa, se convirtió en blanco de las burlas del alumnado. Los alumnos no obedecían, gritaban en su clase, no hacían los trabajos, corrían por todo el salón. Irónicamente, se trataba de una clase de civismo.
El clima escolar adecuado sólo puede conseguirse cuando hay límites y acciones que guíen a los alumnos a conquistar el silencio y tener una vida ordenada, lo cual crea para ellos un ambiente en donde pueden recordar mejor lo que aprenden y practicarlo de manera segura.
Pero en un sistema en donde el ambiente escolar no tiene un sólo material de trabajo, donde el único límite de orden es una presencia autoritaria, e incluso los maestros fomentan las burlas a los compañeros, es muy difícil crear un clima benéfico para los estudiantes.
Nota: las bancas no son material de trabajo para los alumnos, los estudiantes se sientan en ellas, NO trabajan con ellas. Los pizarrones tampoco son material e trabajo, son herramienta básica del profesor, pero los alumnos rara vez trabajan con ellos salvo cuando se disponen a llenarlos de dibujitos mientras su maestro no está.
En un ambiente así, una jaula de cuatro paredes sin nada que hacer cuando no está el profesor, se abandona a los alumnos a su suerte. Sin nadie presente y con las manos ociosas los niños más vulnerables se vuelven blanco fácil para los abusadores, quienes aprovechan las circunstancias para agredir a otros sin ninguna consecuencia, y dado que no hay orden y todo está permitido no hay forma de frenar esa situación en el momento en que ocurre.
Una causa por la que México ocupa los primeros lugares en presencia de bullying es precisamente por el clima escolar que se presenta en las escuelas, derivado del pésimo sistema educativo. Por lo tanto es urgente cambiar esa dinámica.
Otorgar un adecuado clima escolar a los estudiantes es primordial, es un derecho que tienen ellos como parte de su formación, y una obligación del estado para con la educación nacional.